Las leyes de pudor de Irán y la explotación sexual de las mujeres al descubierto: The Washington Times

Por Lana Silk

El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha publicado recientemente un informe que ha puesto al gobierno iraní bajo la lupa mundial por su atroz crisis de derechos humanos y su continuo maltrato a las mujeres, puesto de relieve en un principio por la muerte de Mahsa Amini en 2022 por llevar un hiyab “inadecuado”. A la luz del aniversario de su fallecimiento hace dos años, no debemos olvidar a estas valientes mujeres, mi pueblo, que siguen siendo controladas y sufriendo a manos de un régimen misógino, incluso con el nuevo presidente moderado en el poder.

En la actualidad, la “policía de la moralidad” de Irán sigue estrechando el cerco sobre las mujeres en cada intento de silenciar sus voces. No sólo se han aplicado leyes más restrictivas sobre el velo en 2024 ante la resistencia de las mujeres que siguen la estela de Mahsa Amini, sino que, paradójicamente, estas mismas mujeres se ven cada vez más obligadas a realizar actos de explotación sexual.

Para un régimen con la única intención de controlar a su pueblo, estas prácticas aparentemente contradictorias se alinean cohesivamente, integrando aún más el poder y el abuso enfermizo sobre un pueblo ya profundamente desfavorecido.

Como mujer nacida en Irán y como alguien que trabaja regularmente con personas valientes sobre el terreno en Irán, esforzándose por satisfacer las necesidades físicas, emocionales y espirituales de la población de la nación, creo que el resto del mundo debe saber lo que les está ocurriendo a las mujeres de Irán.

1. “Sighe” – Matrimonio temporal, incluido el matrimonio infantil

La ley iraní prohíbe las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Dado que esta ley se toma muy en serio, es habitual que se practique una laguna jurídica diseñada para trascender esta norma con fines de abuso sexual. El matrimonio temporal, formalmente conocido como “sighe”, bendecido por los líderes religiosos islámicos, puede durar desde media hora hasta varios meses.

Aunque la edad “oficial” para que las niñas se casen es de 13 años, en la práctica no existe un mínimo legal respecto a la edad matrimonial en Irán. He visto fotografías desgarradoras de niñas el día de su boda sosteniendo sus muñecas. Este tipo de matrimonios permite que hombres adultos agredan sexualmente a estas niñas una o varias veces, divorciándose de ellas poco después, dejándolas tiradas a un lado por la sociedad, mancilladas y probablemente abandonadas a una vida de prostitución.

2. Redes de asalto judicial y prostitución

Debido a prácticas como el sighe, la prostitución se ha convertido en algo habitual en Irán. A pesar de su ilegalidad, la prostitución no sólo se ve reforzada en la teocracia islámica de Irán, sino que con demasiada frecuencia es la única opción que estas chicas sienten que les queda para el curso de su vida. Para empeorar las cosas, en el propio sistema judicial, la coacción y las agresiones están muy extendidas. Es estremecedor leer los informes que he recibido sobre mujeres de minorías étnicas, concretamente kurdas, agredidas sexualmente por figuras de la autoridad, sin que exista recurso alguno de investigación o castigo para estos hombres. Además, a las mujeres cristianas cuyos maridos han sido detenidos se les dijo que si concedían favores sexuales al juez, éste podría hacer que todo “desapareciera”.

El hecho de que a los hombres y mujeres iraníes se les prohíba cogerse de la mano o ser vistos juntos en público debería ofrecer una mayor perspectiva sobre este horrible absurdo; mientras que estos males enfermizos ocurren a puerta cerrada y simplemente se barren debajo de la alfombra, con demasiada frecuencia son iniciados por quienes imponen religiosamente estas leyes de “modestia” controladoras.

3. Trabajo sexual a cambio de información militar

El año pasado, varias noticias documentaron otro atroz abuso. La explotación más reciente de las mujeres iraníes es para obtener ventajas militares, utilizándolas como cebo en chats y foros en línea abiertamente sexuales para recabar información de los militantes israelíes en medio de la guerra en Oriente Próximo. Estas mujeres no sólo no tienen elección en este asunto, sino que, cuando ya no se las necesite, preveo que también se las dejará de lado, sin oportunidades de trabajo decente ni de matrimonio, avergonzadas por su gobierno, que las ha forzado a esta situación en primer lugar.

No podemos seguir ignorando esta realidad.

Dado que no existe apoyo legal ni social para las mujeres de Irán, debemos seguir concienciando sobre la realidad de su opresión. Con la defensa viene una comprensión más profunda del derecho básico al libre albedrío, el derecho a elegir, un derecho que estas mujeres merecen y que aún no han comprendido. Aunque sólo sea por eso, hay algo que decir sobre sufrir junto a los que sufren. También es necesario el apoyo de organizaciones sin ánimo de lucro especializadas que tiendan la mano a estas mujeres. Es especialmente importante que estos grupos ofrezcan esa voz amplificada, junto con recursos como asesoramiento sobre traumas, consejos prácticos, vías educativas para ayudar a estas chicas a salir de sus desgarradoras situaciones y conexiones viables para obtener otros medios de ingresos.

Gracias a estos sistemas de apoyo, las mujeres y niñas iraníes pueden experimentar una auténtica curación de los abusos físicos, sexuales y emocionales que han padecido. Necesitan saber que hay esperanza, más allá de las mentiras descaradas que les han dicho de que tienen verdaderas identidades de libertad y elección otorgadas por Dios.

Estas voces de defensa y ayuda práctica hacen surgir esa realidad para estas mujeres. Por eso no debemos rendirnos y debemos ser su voz en estos momentos cruciales: compartiendo información en las redes sociales, manteniéndonos informados y educados, y apoyando a las organizaciones humanitarias que tienen un impacto en Irán. No podemos olvidar a estas mujeres. Sus gritos se oyen en el cielo y en la tierra, ahora en todo el mundo. Luchemos junto a ellas en incesante solidaridad.

Imagen de cabecera: Una mujer iraní sin el pañuelo islámico obligatorio en la cabeza hace una señal de victoria mientras dos mujeres con velo de pies a cabeza pasean por el antiguo bazar principal de Teherán, Irán, jueves 13 de junio de 2024. (AP Photo/Vahid Salemi)

Publicado originalmente en: The Washington Times

Published on
19 septiembre 2024
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