Cómo la Operación Alegría de Navidad cambió mi vida
Nos sentamos con Yusef y le pedimos que nos ayudara a entender cómo la OCJ (Operación Alegría Navideña) cambia vidas, y cómo cambió la suya en particular.
¿Qué significó la OCJ para usted personalmente?
Era una expresión de auténtica alegría, una alegría que nunca antes había visto. Pocos meses antes de mi primera OCJ me trasladé a Turquía y entregué mi vida al Señor. Me uní a una iglesia 222 y, a través de mi iglesia, me invitaron al programa OCJ. Fue asombroso para mí ver a personas de mi edad, e incluso más jóvenes, alabar a Dios con tanta alegría. La forma en que vi a los creyentes reunirse como amigos y disfrutar de la comunión, dedicarse tiempo unos a otros, compartir experiencias gozosas, todo ello era increíblemente precioso para mí. Esta forma de alabar con alegría, me atrevería a decir que fue una experiencia extraña para mí y ciertamente totalmente nueva. Me dejó un impacto duradero y me enseñó mucho. Me cambió.
OCJ era una expresión de verdadera alegría, una alegría que nunca había visto antes.
¿Qué regalos ha recibido?
Recuerdo muy bien el primer año porque me causó una impresión muy profunda. Mi regalo fue una mochila escolar en la que había un juego de bufanda, guantes y gorro, un cálido jersey rojo para el invierno y una pelota.
Después de eso no recuerdo lo que había cada año, pero puedo decir que siempre había algo de abrigo, un juguete y algo práctico. Habían pensado tanto en mis necesidades recreativas como en las prácticas y siempre fue algo muy personal para mí.
¿Qué le ha parecido la celebración?
Estas celebraciones eran algo que esperábamos con impaciencia durante meses. Siempre iba con mi hermano Benjamin. El primer año yo tenía 14 años y él 10. Las celebraciones fueron cautivadoras. Estaban llenos de adoración, juegos y entretenimiento (actuación, canto…) y, a medida que nos involucrábamos más, también formábamos parte de ellos. Luego hubo un tiempo dedicado a compartir regalos. ¡Era tan especial que se trataba de un momento especialmente dedicado a los niños!
Si alguien está pensando en donar a la OCJ, ¿qué le diría?
Yo diría, sin ninguna duda y sin vacilar, ¡adelante!
Estos regalos que haces y que se convierten en regalos en manos de niños necesitados no son sólo regalos físicos. Son la esperanza para estos niños. Cada año, estos niños esperan literalmente la Navidad, que es una luz para ellos en una lucha que, de otro modo, duraría todo el año. Sí, pueden recibir otros regalos de la familia, pero cuando reciben regalos de la iglesia, ¡eso es algo diferente! Y puedo decirte por experiencia propia que es una fuente de GRAN alegría. Recuerdo que solía contar literalmente los días que faltaban para la celebración de la OCJ.
Estos regalos no son sólo regalos físicos: ¡son esperanza!
Sepan que con estos regalos están influyendo en la próxima generación de Irán. ¡Hay niños y jóvenes que en el futuro serán los futuros constructores de Irán!
¿Cuándo entregó su vida a Jesús? Cuéntenos qué le llevó a tomar esa decisión.
Fue en octubre de 2016 cuando entregué mi corazón a Jesús. Acababa de mudarme a Turquía. Era la primera vez que asistía a una reunión de la Iglesia. Durante el culto vi cómo la gente adoraba con gran alegría. Era muy diferente a mi experiencia de culto como musulmana. Me cautivó. Supe que quería adorar a mi Dios de la misma manera. No con lamentos y lamentaciones, sino con alegría y celebración. Ese mismo día entregué mi vida a Jesús.
La adoración gozosa cristiana se apoderó de mí. Supe que quería adorar a Dios de esta manera. Ese mismo día entregué mi vida a Jesús. Tenía 14 años.
¿Cómo describiría su vida y sus circunstancias actuales?
Ahora mismo somos refugiados en Turquía y llevamos así más de siete años. Durante todo este tiempo hemos estado esperando a ser aceptados en un país de destino para poder echar raíces y construir una vida más estable. Las oportunidades son muy limitadas para nosotros aquí. Por educación, por empleo. La situación es muy difícil. No puedo decirte lo que me espera, pero puedo decirte que si hoy no fuera creyente y no formara parte de una comunidad cristiana, estoy seguro de que mis circunstancias serían mucho más difíciles para mí y más intolerables sin el apoyo de Jesús y de mi familia cristiana.
El hecho es que hoy tenemos al Señor y es ÉL quien nos da la paz en todas las circunstancias. Luego está nuestra familia cristiana, que nos acompaña en todo. Nos apoyan y nos guían. Esto es algo importante que nos ayuda a mantenernos firmes en estas difíciles circunstancias y a aprovechar al máximo -y crear- oportunidades que nos permitan avanzar y hacer todo lo que podamos con lo que tenemos ante nosotros.
El OCJ fue una parte muy importante de mi vida cuando era niña. Ahora quiero que otros jóvenes reciban el mismo impacto que yo recibí.
Cada Yusef importa y tiene el potencial de llegar a cientos más.
Su donación nos permitirá seguir ayudando a algunos de los niños más vulnerables de Oriente Medio en la actualidad.