Vidas de niños transformadas gracias a la ayuda semanal
Me llamo Maryam (todos los nombres son ficticios por motivos de seguridad) y soy la coordinadora y responsable de la ayuda a los niños de nuestra ciudad, en un país cercano a Irán. Espero que estos testimonios que comparto transmitan adecuadamente mi gratitud a quienes han hecho posible este trabajo. Estoy tan contenta de que Dios nos haya dado la oportunidad de servir a estos niños de esta manera.
En estas últimas semanas que he estado reuniendo a estos niños, he visto nada menos que una transformación en sus vidas. Algunos estaban aislados y profundamente recluidos debido a las dificultades a las que se han enfrentado como refugiados aquí. No es exagerado decir que la gran mayoría de los refugiados sufren depresión debido a las circunstancias tan difíciles en las que se encuentran. La situación es peor de lo que puedas imaginar.
Pero Dios nos está utilizando para ayudar a estos niños a encontrar esperanza y alegría a pesar de sus difíciles circunstancias.
Tenemos al grupo dividido por edades para poder organizar sesiones adecuadas a cada edad.
Kevin es un chico de 14 años. Su padre llevaba 11 meses en un campo (de deportación/refugiados) cuando vino a vernos. La primera semana no le interesó en absoluto. No quería volver. Su madre le hizo venir a la segunda sesión. Tuvo que entregármelo a la fuerza. Le llevamos al frente, donde estábamos cantando y adorando, y le hicimos participar en la adoración. Desde aquellos primeros instantes, una alegría sobrenatural invadió a este niño. ¡Incluso bailó al final! Fue difícil convencerle de que se fuera a casa al final de la sesión.
Anastasia, tiene 8 años. Es una chica musulmana. La primera semana, no se separó de su madre. Estaba literalmente pegada a ella. Pero a partir de la segunda semana jugaba alegremente con los demás niños. Alabado sea Dios porque pudimos transmitir la alegría y la paz del cielo a este niño.
Beata tiene 16 años. Llevaba 6 meses encarcelada en un campo de refugiados/deportación con su padre. Estaba profundamente deprimida. Su salud mental era terrible. Era desgarrador. Me gustaría que pudieras ver los vídeos en los que se relaciona con los otros niños. Se ha convertido en una fuente de alegría y bendición para los demás niños.
Como madre de dos niños refugiados, y como profesora de Biblia, quiero dar las gracias personalmente a quienes hacen posible este programa que cambia vidas.
Has puesto a estos niños en la alegría de la presencia del Señor durante horas y horas y estás cambiando vidas.
Estoy muy contenta de haber participado en este programa y espero que continúe en los años venideros.
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